Estas son tres historias de las muchas que hablan sobre la ayuda que los delfines le han brindado a seres humanos en peligro. Historias que vienen desde la antigua Grecia donde, según una clásica narración, el célebre cantante Arión fue arrojado al mar por unos marineros y sobrevivió gracias a la ayuda de un delfín.
FILIPPO EL HÉROE
Davide Ceci era un italiano que estando en su bote, resbaló y cayó al mar. Davide comenzo a nadar hacia la distante costa, pero las fuerzas empezaron a fallarle y cuando estaba a punto de ahogarse, sintió que algo lo levantaba ayudándolo a mantenerse a flote: era Filippo, un cetáceo de 2 metros y medio que pasó por una escuela de delfines para luego ser liberado y quien lo mantuvo sobre su lomo hasta que pudo subir nuevamente al bote.
ALEJANDO AL TIBURÓN
Una calurosa tarde de agosto, Todd Endris, de 24 años, estaba surfeando con unos amigos cuando, de pronto, un tiburón de casi cinco metros se le fue encima mordiéndole la espalda. Todd perdía mucha sangre y trataba de recuperarse cuando el tiburón lo atacó por segunda vez intentando morderle una pierna; felizmente falló. El joven surfista no tenía fuerzas y sabía que un tercer ataque sería mortal. Cuando sentía que el fin era inminente, una manada de delfines acudió en su ayuda, formando un anillo alrededor de él. Todd aprovechó para subirse a su tabla y a duras penas pudo llegar a la orilla donde lo atendieron salvándole la vida.
UNA HISTORIA INCREÍBLE
A pesar de la fuerte brisa, Ronnie Debal pensó que era un buen día para ir a pescar mar adentro. Zarpó acompañado de su perro, y luego de algunas horas la fuerza del viento aumentó tanto que volcó su bote. Ronnie y su perro se mantenían sobre una vieja tabla plástica. El tiempo pasaba y un grupo enorme de delfines se acercaban a ellos. Serían cerca de 30, y mientras algunos movían sus colas para mantenerlos a flote, otros muy despacio, empujaban a Ronnie y su perro hacia la orilla mientras el resto, hacía un círculo alrededor de ambos para que ningún otro animal se les acercara. Lo último que recordó el afortunado pescador antes de perder el conocimiento, fue ver que un par de delfines lo jalaban hacia la playa.