martes, mayo 13, 2025

Romper el silencio: rol de la farmacia frente a la resequedad vaginal

Aunque la resequedad vaginal se asocia frecuentemente con la menopausia, puede presentarse en cualquier momento de la vida. Mujeres jóvenes, madres recientes, mujeres bajo tratamiento médico o atravesando etapas de estrés también pueden experimentar este problema íntimo, silencioso y, a menudo, invisibilizado.

Son muchas las que lo padecen en silencio. Por vergüenza, miedo al juicio o simplemente por no saber que existen soluciones eficaces, muchas optan por callar. Soportan molestias físicas, dolor durante las relaciones sexuales y una incomodidad persistente, lo que también afecta su bienestar emocional. La sensación de estar solas, de que “esto solo me pasa a mí”, es un sentimiento que rara vez se comparte. No solo sufre el cuerpo, sino también la autoestima, las relaciones y la calidad de vida.

En silencio, no sólo sufre el cuerpo, sino también la autoestima, las relaciones y la calidad de vida.
¿Por qué la farmacia puede marcar la diferencia? El primer espacio de confianza

La farmacia del barrio, cercana y accesible, es el lugar donde muchas veces comienza el camino hacia la solución. Cada miembro del equipo farmacéutico tiene una oportunidad única para escuchar, contener y orientar, siempre con empatía, sin prisa y sin juicio. Lo que puede parecer una compra simple puede ser el inicio de un gran alivio y de una nueva etapa de bienestar para la clienta.

En este contexto, la farmacia puede ser mucho más que un lugar de compra. Puede convertirse en un espacio seguro donde una mujer se sienta escuchada, contenida y comprendida. El rol del personal farmacéutico es esencial para lograrlo.

A menudo, todo comienza con una conversación breve, pero ese primer paso puede ser el inicio de un proceso en el que la mujer deje de sentirse sola con su problema. Un gesto, una palabra empática, una mirada sin juicio, pueden abrir la puerta hacia una solución.

Para ello, es vital, encontrar un lugar más allá del mostrador donde se pueda conversar con mayor privacidad. Ese, es un espacio de confianza y no resulta un detalle menor, sino un verdadero acto de cuidado. Para muchas clientas, ese primer contacto puede ser el inicio de la recuperación de su bienestar.

Encontrar un lugar más allá del mostrador donde se pueda conversar con mayor privacidad es un espacio de confianza y no es un detalle menor…
Una condición común… y aún tabú

La resequedad vaginal es mucho más frecuente de lo que se cree. Afecta a más de la mitad de las mujeres en edad menopáusica, pero también puede presentarse mucho antes: en la adolescencia, durante el postparto, en mujeres que toman anticonceptivos o atraviesan momentos de estrés.

A pesar de su frecuencia, sigue siendo un tema silenciado. Muchas mujeres no saben cómo nombrar lo que les ocurre. Hablan de “ardor”, “picazón” o “molestias”, pero no lo relacionan con un problema que tiene nombre, causas y soluciones. Algunas creen que es “normal” y que hay que “aguantarse”, mientras que otras sienten vergüenza o miedo de hablarlo con su pareja. Así es, muchas mujeres empiezan a evitar el contacto sexual por el dolor o la incomodidad, y eso puede generar tensión en la pareja, distanciamiento emocional o sentimientos de culpa. Es algo que no solo impacta en el cuerpo, sino también en lo emocional y en los vínculos.

Sin embargo, no hay que callar. Existen soluciones. Hay productos que alivian los síntomas y es posible recuperar la comodidad, el placer y la calidad de vida. Para ello, es necesario abrir la conversación.

Es algo que no solo impacta en el cuerpo, sino también en lo emocional y en el vínculo con la pareja.
¿Qué es la resequedad vaginal y por qué ocurre?

Es la disminución de la lubricación natural de la zona vaginal, lo que puede generar incomodidad, ardor, picazón y dolor durante las relaciones sexuales, afectando más que solo al cuerpo.

Aunque se asocia principalmente con la menopausia, la resequedad vaginal puede aparecer antes, debido a causas como cambios hormonales, medicamentos, estrés, lactancia, cirugías o enfermedades autoinmunes. También los hábitos de higiene que alteran el pH vaginal pueden contribuir.

¿Quiénes pueden padecerla?
  • Mujeres jóvenes (15 a 40 años)

Causas: anticonceptivos hormonales (especialmente los que contienen sólo progestina), estrés, medicamentos (antidepresivos, antihistamínicos), lactancia, enfermedades como el síndrome de Sjögren, cirugías ginecológicas, uso de productos de higiene íntima inadecuados.

  • Mujeres en perimenopausia (40 a 50 años)

Fluctuaciones hormonales, bajos niveles de estrógeno, quimioterapia o radioterapia, cirugías (como histerectomías), consumo de tabaco y alcohol.

  • Mujeres en menopausia (50+ años)
    La principal causa es la baja de estrógenos, que puede provocar atrofia vaginal, disminución de la elasticidad, mayor riesgo de infecciones, malestar al orinar y cambios en la vida sexual.
(© La Revista Médica) A la izquierda aerografía de mucosa de mujer con resequedad vaginal. A la derecha, mucosa de mujer con tratamiento.
Repasando: ¿Cómo acompañar desde la farmacia?
  1. Crear un espacio de privacidad:
    Hablar de estos temas no es fácil. Ofrecer un lugar reservado en el mostrador o hablar en voz baja puede marcar la diferencia.
  2. Escuchar con atención y sin apuros:
    Validar lo que la clienta cuenta y mostrar empatía es fundamental para generar confianza.
  3. Elegir bien las palabras
    Algunas preguntas respetuosas para iniciar la conversación:
    • “¿Ha notado algún cambio en su zona íntima últimamente?”
    • “¿Le ha pasado algo similar con los anticonceptivos o medicamentos?”
    • “¿Siente molestias durante las relaciones sexuales?”
    • “¿Ha probado algún producto para aliviar estos síntomas?”
  4. Escucha activa y acompañamiento emocional
    Validar lo que siente la clienta y hacerle saber que no está sola, que lo que experimenta es más común de lo que piensa, y que tiene solución.
  5. Ofrecer soluciones y educación
    Orientar sobre los productos adecuados, explicar su uso y aclarar dudas. También es una oportunidad para educar sobre las causas y explicaciones del problema.
  6. Acompañar más allá del momento 
    Dejar abierta la puerta para futuras consultas también es acompañar.
    • “Si tiene alguna otra duda, no dude en regresar.”
    • “Estamos aquí para ayudarla cuando lo necesite.”
  7. Saber cuándo sugerir una consulta médica
    Si los síntomas persisten, hay dolor intenso, flujo anormal, sangrado o picazón fuerte, o si ya se han probado varios productos sin resultados, es esencial derivar a una consulta ginecológica para un diagnóstico completo.
En resumen 

Cada conversación es una oportunidad para acompañar desde el respeto, la empatía y el conocimiento. Porque detrás de cada síntoma, hay una mujer que necesita ser escuchada, comprendida y cuidada, y muchas veces ese cuidado comienza en la farmacia y con usted.

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