Tener canas no es sólo cuestión de edad o genética, una de las principales causas se resume en una palabra: “Estrés”.
¿Será cierto que el estrés encanece? habría que preguntarle a la reina María Antonieta. A ella su cabellera le quedó totalmente blanca durante el corto tiempo que estuvo recluida en prisión, antes de que la guillotina le cortó la cabeza en plena Revolución Francesa. Ese absoluto y sorprendente cambio, es llamado hoy “El sindrome de María Antonieta“. Lo mismo le sucedió a la cabellera del teólogo Tomás Moro, que también se volvió blanca como la nieve, mientras esperaba en su celda de la Torre de Londres, la llegada del verdugo que lo decapitó.
Los melanocitos y el color del cabello
El color del cabello es determinado por unas células llamadas melanocitos, que son las que producen los pigmentos en cada persona. A su vez, los melanocitos provienen de un tipo de células madre que se localizan en el folículo piloso.
Conforme las personas envejecen, las células madre de los melanocitos se van agotando y se genera una pérdida de pigmentos. De esta forma, el nuevo cabello pierde color.
Sin embargo, no sólo la vejez es la causante de la pérdida de color del cabello. Un estudio científico realizado por un equipo de neurólogos de la Universidad de Harvard encabezado por la bióloga celular Ya-Chieh Hsu, afirma que, ante un episodio intenso y prolongado de estrés, nuestro sistema nervioso simpático es el responsable de la decoloración del cabello.
Ellos explican, que bajo dicha condición, se acelera el ritmo cardíaco, se desregula el proceso digestivo, disminuye la producción de saliva, entre otras funciones y hace que los folículos pilosos, que son aquellas estructuras en forma de saco donde nace el pelo, no produzcan melanocitos, las células responsables de la coloración del cabello.
Estas investigaciones fueron mucho más allá y, lograron relacionar los mecanismos de aparición de las canas, con el agotamiento de las células madre de los melanocitos. Dicho agotamiento se produce como la respuesta fisiológica que desencadena el estrés en el organismo.
Los investigadores llegaron a esta conclusión experimentando con ratones. Mientras más crecían los niveles de estrés en los roedores, los melanocitos también se producían a menor velocidad e intensidad, hasta llegar a un punto en que dejaban de hacerlo por completo y desaparecer. Entonces, los ratones cambiaban el color de su pelo a blanco.
El estrés al descubierto
El grupo de investigadores de la doctora Ya-Chieh Hsu, publicó en la revista Nature, la conclusión de que el desajuste cromático en el pelo de los ratones –y por lo tanto en el de los seres humanos–, se debe a un mecanismo de defensa que activa el sistema nervioso simpático que es el encargado de estimular los “procesos de lucha o huida”.
“Cuando nos enfrentamos a una prolongada situación de estrés, este sistema protector sobreestimula a los melanocitos, responsables de la pigmentación del cabello, al punto de hacerlos desaparecer por completo con el fin de avisarnos de que algo anda mal en nuestro cuerpo, y a la vez estimular a nuestro organismo para que responda y termine con esa amenaza”.
Los científicos descubrieron que en cinco días el estrés había acabado por completo con la población de melanocitos en los ratones. Es decir, por el estrés, el organismo de los roedores liberaba un neurotransmisor denominado noradrenalina (hormona del sistema nervioso central) que agotaba las reservas de la células madre de los melanocitos y no volvían a reemplazarse, volviendo blanco el pelaje de estos.
La doctora Hsu asegura que: “Si descubrimos los mecanismos que hacen que el estrés cause daños en los tejidos humanos y en diversas células madre, estaremos más cerca de encontrar tratamientos que puedan contribuir a revertir los efectos adversos en nuestro organismo”. Hasta entonces, lo recomendable es tomarnos la vida con buen humor y mantener bajos los niveles de estrés. El cuerpo y el color de nuestro cabello, nos lo agradecerá.