Entre las vacunas del COVID-19 ya aprobadas o todavía en desarrollo, existen varios tipos según la tecnología que utilizan: las vacunas “clásicas” inoculan el virus entero inactivado o bien proteínas virales, mientras que, las vacunas más innovadoras introducen una secuencia génica para que sea nuestro propio organismo el que sintetice la proteína viral en cuestión. Esta secuencia se puede introducir directamente a la célula (vacunas a base de ARN mensajero) o bien mediante un vector viral que infecta a la célula, pero no se replica.
Entre las vacunas de ARNm están las vacunas aprobadas de Pfizer-BioNTech y Moderna. Por su lado, entre las vacunas que usan algún tipo de vector viral, cabe mencionar las de Oxford/AstraZeneca, la Sputnik del Instituto Gamaleya, y la de Janssen (Johnson & Johnson).
EL FUNCIONAMIENTO
Las vacunas ARN mensajero: Pfizer/BioNTech y Moderna
Se trata de vacunas de última generación. Lo que hacen las vacunas de ARN mensajero es introducir en nuestras células una secuencia génica que codifica para una proteína del virus SARS-CoV-2, la proteína S. Es decir, estas vacunas contienen material genético sintetizado en laboratorio que hace que nuestras células reaccionen y fabriquen copias de la mencionada proteína S. Luego, nuestro sistema inmunitario reconoce la proteína S como extraña y responde generando anticuerpos específicos. Por consiguiente, si el coronavirus entra en nuestro organismo, ya tendremos inmunidad y no enfermaremos.
Las vacunas de vector viral: Oxford/AstraZeneca y Johnson & Johnson:
Estas vacunas usan un virus inocuo para introducir las instrucciones genéticas necesarias para que nuestras células fabriquen la proteína S. Este otro virus (suele ser un adenovirus) se conoce como vector viral y ha sido modificado en laboratorio de manera que pueda infectar nuestras células, pero no se pueda replicar.
La vacuna de Oxford/AstraZeneca consiste en un adenovirus de chimpancé modificado que porta el ADN de la proteína Spike del SARS-CoV-2. De esta manera, el adenovirus es capaz de infectar a las células humanas y hacer que fabriquen la proteína. En cuanto nuestro sistema inmunitario detecta esta proteína, procede a generar anticuerpos y linfocitos T específicos contra el virus.
Proteína: Novavax
A diferencia de las vacunas de ARNm o de vectores adenovirales, que proporcionan a nuestras células las instrucciones para producir la proteína Spike, la vacuna Novavax contiene la propia proteína. Consiste en nanopartículas hechas de la proteína Spike del SARS-CoV-2 completa, que se produce en células de insectos. Para potenciar la respuesta inmunitaria, estas nanopartículas proteicas se mezclan con un adyuvante desarrollado por la empresa Matrix-M; una sustancia química parecida al jabón que se obtiene de la corteza de un árbol.
La vacuna puede almacenarse a 2-8º C. Consta de dos dosis, administradas con 3 semanas de diferencia. Esta vacuna de dos dosis empezará a utilizarse una vez que la empresa haya obtenido la aprobación de las autoridades reguladoras de Europa (EMA) o EE.UU. (FDA). Indonesia y Filipinas han sido los primeros países en autorizar el uso de emergencia de la vacuna.
LA EFICACIA
Pfizer/BioNTech
En los ensayos clínicos que llevaron a su aprobación, la eficacia de la vacuna de Pfizer-BioNTech (en términos de protección contra la enfermedad sintomática) fue del 95%.
Datos recientes del mundo real muestran una disminución de los niveles de anticuerpos a lo largo del tiempo.
En consecuencia, se ha observado una reducción de entre el 20% y el 30% en la eficacia contra la enfermedad sintomática. Esto puede deberse en parte a la variante delta y en parte al tiempo transcurrido desde la segunda dosis de la vacuna.
En cambio, la protección contra la hospitalización y la muerte sigue siendo alta (por encima del 90% de eficacia), incluso contra la variante delta. Sin embargo, las personas de edad avanzada son más vulnerables a las infecciones de repetición y es probable que se beneficien de una dosis de refuerzo.
Moderna
En los ensayos clínicos que llevaron a su aprobación, la eficacia de la vacuna de Moderna (en términos de protección contra la enfermedad sintomática) fue del 94%.
En consecuencia, se ha observado una disminución del 20-30% de la eficacia contra la enfermedad sintomática.
Oxford / AstraZeneca
Se ha demostrado que un intervalo más largo (12 semanas) entre las dosis protege mejor que un intervalo de 4 a 6 semanas, algo que también se ha observado en las vacunas de ARNm.
En concreto, los niveles de anticuerpos entre las personas vacunadas con AstraZeneca-Oxford parecen disminuir más rápidamente en comparación con los vacunados con vacunas de ARNm.
En consecuencia, se ha observado una disminución del 20-30% de la eficacia contra la enfermedad sintomática.
En cambio, la protección contra la enfermedad grave y la muerte sigue siendo alta (más del 85% de eficacia). Sin embargo, las personas de edad avanzada son más vulnerables a las infecciones de repetición y es probable que necesiten una dosis de refuerzo.
Johnson & Johnson
Los resultados de los ensayos clínicos de la vacuna de una dosis de Janssen (Johnson & Johnson) mostraron una eficacia contra la enfermedad sintomática del 72% en Estados Unidos, del 66% en México y del 57% en Sudáfrica.
Uno de los ensayos de fase 3 de esta vacuna tuvo lugar en Sudáfrica, en un momento en que la variante beta, que se cree que puede escapar parcialmente a la inmunidad, era dominante. La eficacia contra las infecciones sintomáticas causadas por esta variante fue, en efecto, inferior a la observada en el ensayo estadounidense (57% frente al 72%).
Sin embargo, fue muy eficaz en la protección contra las hospitalizaciones y muertes por COVID-19 (por encima del 90%).
Datos recientes muestran que una segunda dosis 2-6 meses después de la primera aumenta aún más la eficacia de la vacuna contra la enfermedad sintomática.
Novavax
Según los resultados de fase 3 anunciados por la empresa, la vacuna proporciona una protección del 100% contra la enfermedad moderada y grave y tiene una eficacia global del 90%. Estos ensayos se realizaron en un momento en que la variante alfa era dominante. Todavía no hay información sobre la eficacia contra la variante delta, pero se espera que sea ligeramente inferior.
Los resultados de Sudáfrica mostraron una menor eficacia contra la enfermedad sintomática producida por la variante beta (51%), pero una buena protección contra la enfermedad grave y la muerte.
INMUNIDAD DE LAS VACUNAS
Este ha sido uno de los principales interrogantes desde que se aprobaron las primeras vacunas, y todavía no hay una respuesta definitiva.
La duración de la inmunidad puede diferir según el tipo de vacuna. La disminución de la protección parece ser más rápida para las vacunas de virus inactivados (Sinopharm, Sinovac) que para las vacunas de vectores adenovirales (Janssen y AstraZeneca-Oxford) o para las vacunas de ARNm (Pfizer y Moderna).
Los estudios de seguimiento en cohortes vacunadas apuntan a una disminución gradual de los niveles de anticuerpos a lo largo de los 6 meses posteriores a la segunda dosis de la vacuna, lo que podría explicar la reducción gradual de la protección contra la infección o la enfermedad sintomática observada durante este periodo de tiempo.
Sin embargo, a pesar de la disminución en los niveles de anticuerpos observada, los linfocitos B de memoria y las células T inducidas por la vacuna permanecen estables (o incluso aumentan), lo que explicaría que la protección contra la enfermedad grave y la muerte siga siendo alta para todas las vacunas más allá de los seis meses.